El Patio de los Arrayanes es el gran espacio perteneciente a la Alhambra. El patio es rectangular de dimensiones bastante considerables y con un estanque o alberca en el centro rodeado de plantaciones de arrayanes (o mirtos).
El siguiente texto es de Albert Frederick Calvert Es una de las partes más bellas del palacio y da un anticipo de las glorias que se encuentran más allá. Uno se siente inmediatamente transportado al Este. La originalidad de la arquitectura [dice don Francisco Pi Margall], las aireadas galerías, sus ricas alcobas, los espléndidos aposentos que se vislumbran a través de sus arcos, las fuentes y el follaje, el reflejo de sus paredes estucadas en las aguas del estanque , el murmullo de las brisas que agitan los densos arrayanes, la transparencia del cielo, el Silencio que reina alrededor, oprimen el alma a la vez, y nos dejan por unos momentos sumergidos en un mar de sensaciones que nos revelan poco más que la armonía de toda la escena. El patio forma un oblongo, delimitado al norte y al sur por dos galerías apoyadas en ocho columnas de mármol blanco, y al este y al oeste por muros perforados con puertas y ventanas gemelas cubiertas con arabescos, pero que difieren en el grado de ornamentación. En cada ángulo encontramos un alhami o alcoba, donde los moros solían pasar el día holgazaneando, tendidos sobre ricas alfombras y divanes. Las paredes de estos pequeños lugares están incrustadas con relieves en estuco, sus techos son de patrón de estalactitas. A lo largo del centro del patio se extiende la alberca o estanque de peces, cuyos márgenes están ocultos por naranjos y arrayanes. El agua clara brota en dos cuencas redondas en cada extremo.
