Cada año, el 3 de mayo, Granada se llena de vida con la alegre celebración del Día de la Cruz. El corazón de esta fiesta es la cruz, decorada con claveles o rosas rojas y rodeada de elementos tradicionales andaluces llenos de color y creatividad.
Pero la cruz no viene sola. A su alrededor, es típico encontrar:
Jarras de cerámica y cacharros de cobre (símbolos de la artesanía local)
Trajes de flamenca y mantones colgados sobre sillas
Ramas de naranjo o naranjas decorativas
Monturas o elementos ecuestres
Y siempre un "pero" — una manzana con unas tijeras clavadas para “cortar las críticas”, una superstición muy granadina
Históricamente, esta tradición se remonta al siglo XVII, cuando la cruz se colocaba en los patios como símbolo de protección y bendición. Con el tiempo, la costumbre evolucionó hasta convertirse en una fiesta popular llena de música, baile y creatividad vecinal.
Hoy en día, plazas, patios y rincones de Granada se transforman en altares coloridos, donde la gente se reúne vestida de manera tradicional para cantar, bailar y celebrar la primavera bajo el sol andaluz.